Harry Potter.
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El chico del pelo rojo RW/HG (AU) Minific

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Mensaje  icecreammanrupert Mar Ago 05, 2008 4:14 am

.Hola bueno este es en realidad mi segundo ff, pero en este foro lo voy a publikar primero...
Los personajes como es de suponer no son mios... pertenecen exclusivamente a esta maravilla de la pluma juvenil llamada JK.Rowling... pero la historia es un (AU), o sea es una historia fuera de la creada por Jo... es un ff sin magia... sobre Ron y Hermione.
Se que los ff sin magia no gustan a todo el mundo, pero yo amo escribirlos porque asi se que la historia excluyendo a los personajes y algunas citas a lugares o cosas... es mia...
Nace de mi imaginacion y punto. jejej

Espero que si alguien la lee... bueno solo espero que os guste...
un beso .... y os dejo el primer capitulo de esta historia.



1. El chico del pelo rojo


Volvía después de diez años a su ciudad natal, conduciendo lentamente, recreándose en los paisajes que recordaba de su niñez. Nunca creyó que regresaría de nuevo, pero el destino es caprichoso y casi nunca se equivoca. Cuando partió de allí con apenas catorce años, pensó que su vida se había acabado. Atrás quedaba su casa, su colegio, sus amigos y él… el que sin duda y a pesar de su juventud había sido el amor de su vida.

Hermione Granger acababa de terminar su carrera de periodismo hacía apenas un año y gracias a las influencias de su padre y a sus propios méritos académicos, había conseguido un puesto como redactora jefe en una importante revista del país. Afrontaba esa nueva etapa de su vida con ilusión y muchas ganas, sabía que volver a encontrarse con él era prácticamente imposible. Londres es una ciudad enorme con millones de personas vagando por sus calles. Aun con el temor y la emoción de volver a verlo, regresar de nuevo allí le hacía rebosar el corazón de emoción. Aquel no era un puesto definitivo, de hecho solo estaría ocupándolo durante tres meses, hasta las navidades, pero sin duda era un gran comienzo. Y si tenía que volver a marcharse de Londres, lo haría sin ningún problema, porque hacía ya muchos años que nada la ataba allí.

Estaba un poco agotada, le dolía la espalda y necesitaba un respiro notaba la tensión en su cuello por la cantidad de horas que había pasado frente al volante. Así, que sin pensarlo mas, detuvo su vehículo junto a un hermoso riachuelo. Bajó del coche y llenó de aire puro sus pulmones y sonrió, luego se despojó de sus incómodos zapatos y comenzó a caminar descalza, dejando que sus pies se mojasen por la húmeda hierba del otoño y las puntas de las hojas le hiciesen cosquillas entre los dedos de los pies. Aquella sensación le recordó cuando era una niña y le gustaba caminar así…



‘- Vamos quítate los zapatos Ron, no seas tonto… Es maravilloso – decía una Hermione de apenas trece años.

Un chico de la misma edad y con el cabello rojo la miraba haciendo muecas con la boca de desaprobación.

- Vamos acompáñame – insistió ella de nuevo.

- ¡Estás loca Hermione! – gritó el pelirrojo.

- ¡Y tú eres un gallina!

Aquello no le gustó ni un pelo al muchacho, ser precavido no significaba que cacarease y quitándose los zapatos y sintiendo el frío en sus pies desnudos, corrió al encuentro de la joven, agarrándola por la cintura cuando la hubo alcanzado.
Hermione soltó una risa divertida y triunfante y él la miró con sus hermosos ojos azules diciéndole.

- Siempre consigues que haga locuras.

Y acercándose lentamente a ella le dio un suave y dulce beso en los labios, la muchacha le respondió elevándose sobre las puntas de sus pies para llegar a la altura del pelirrojo…’

Hermione suspiró, aquel recuerdo llegaba a su mente siempre que se sentía plenamente feliz. Ronald Weasley había sido su primer amor, aquel que nunca puede olvidarse, pero la vida y el trabajo de su padre, los habían obligado a separarse y ahora, después de tantos años, ni siquiera sabia si aun seguía viviendo en aquella ciudad. Volvió a lanzar un suspiro con añoranza y se calzó de nuevo regresando al vehículo.


Ya no faltaba mucho para poder ver la gran ciudad, tenía unas ganas enormes de llegar al ático que había arrendado para los meses que pasase allí, liberarse de la ropa, que ya le pesaba demasiado y relajarse bajo el agua tibia de la ducha, era lo que mas anhelaba en ese momento.
Poco a poco comenzaron a aparecer los primeros carteles que anunciaban la proximidad de Londres y todo comenzó a hacerse mucho mas claro en su memoria y de nuevo a su mente volvieron los recuerdos…



'Hermione se encontraba junto a la puerta del auto de su padre, pero aun no quería entrar. Tenía catorce años y Ron debía venir a despedirla… Se demoraba, sabia que él se resistía a dejarla marchar, pero su padre había sido trasladado por cuestiones de trabajo a Escocia y ella debía partir con ellos.
Estiraba su delgado cuello con la esperanza de verlo aparecer, pero eso no sucedía y sus padres comenzaban a impacientarse.

- Hermione sube de una vez cariño, tenemos que marcharnos – decía su madre asomada a la ventanilla.

- Solo unos segundos más mamá, sé que vendrá… Tiene que venir – decía con la esperanza casi perdida.

Ningún destello anaranjado parecía asomar por la esquina de su casa, los ojos almendrados de Hermione se llenaron de lágrimas, recordando las últimas palabras de Ron la noche anterior ‘No sé despedirme de ti’.

El Señor Granger hizo sonar el claxon sobresaltándola y la joven no pudo retenerlos más. Echando un último vistazo a la calle por donde debía venir, subió al coche con el corazón lleno de tristeza. Su padre prendió el motor y el vehículo comenzó a moverse lentamente. Hermione se giró para mirar por la ventanilla trasera y su casa comenzó a hacerse cada vez más pequeña, suspiró con pesar… No había ido a despedirla, no le dijo adiós…Pero algo llamó de pronto su atención, un chico alto corría como un loco hacia el coche, tenía el cabello largo y brillaba al sol lanzando destellos rojos. Hermione lo reconoció al instante y de un grito hizo que su padre detuviese el coche. Descendió con rapidez y corrió al encuentro de Ron.

- Viniste… - dijo emocionada con los ojos brillando y casi sin aliento por la carrera.

- No quería… pero tenía que verte una última vez – añadió él con los ojos húmedos por las lágrimas.

- Escríbeme Ron, hazlo, júrame que lo harás.

- Lo haré, por supuesto que lo haré… Todos los días.

Dos pares de ojos tristes se encontraron de repente y el pelirrojo le rozó suavemente la mano por el rostro, luego agarrándola por la cintura la acercó hacia él y la besó como nunca antes lo había hecho, pensando que quizás no la volvería a besar jamás.

- Adiós Ron – dijo ella entre sollozos.

El joven no dijo nada solo la contemplaba absorto como si eso pudiese evitar el hecho de que ella se marchase.

- ¿No vas a despedirte de mí? – insistió Hermione.

- No sé despedirme de ti – contesto él en voz baja casi susurrando, dejando caer las lágrimas por su pecoso y pálido rostro.'


Aquella fue la última vez que se vieron, al principio comenzaron a escribirse a diario, pero Hermione, con el paso de los años demoraba sus cartas, aunque las de Ron seguian siendo puntuales. Fue a la universidad y las noticias entre ellos se distanciaron un poco más en el tiempo, hasta que un buen día sin saber porque, no volvió a escribirle y en consecuencia el pelirrojo también dejó de hacerlo… Por aquella razón, Hermione desconocía cual había sido el destino de aquel muchacho al que una vez amo con locura y que ella solita se empeño en perder. Ron Weasley le había parecido siempre tan perfecto, que ningún otro joven con el que había salido años posteriores, le hizo sentir lo que aquel chico de pelo rojo, siendo solo un niño, consiguió.



Londres se abrió paso ante ella, Hermione puso en marcha el GPS del auto, para localizar lo más pronto posible la dirección exacta del ático. El aparato comenzó a visualizar en la pantalla mapas hasta que dio con el lugar. La muchacha siguió las indicaciones de la máquina y poco tiempo después ya se encontraba frente a la puerta de su nueva casa.
Había escogido para vivir un hermoso ático con vistas al Tamesis, de niña adoraba aquel maravilloso río, además su nuevo hogar se encontraba en la planta mas alta del edificio, por ello contaba con un hermoso jardín. Aquel era el motivo principal por el que se había decidido a rentarlo.

Hermione descargó su equipaje del auto y subió por el ascensor, abrió la puerta emocionada y accedió al interior. Era pequeño, indicado para una sola persona, pero delicadamente decorado. Sonrió al verlo, le gustaba… le gusta mucho. Dejó sus maletas en el suelo y salió al jardín. Aquello si que merecía la pena. Cuando era niña vivió con sus padres en Londres en una pequeña casa con un lindo jardín y allí pasó los mejores momentos de su vida. Hermione recorrió con sus ojos el lugar… era un jardín pequeño pero coqueto y tenía un columpio de madera en el centro. Volvió a sonreír feliz y entrando de nuevo en el ático, comenzó a desprenderse de la ropa para darse un merecido y deseado baño.

El teléfono sonó interrumpiendo lo que la muchacha se disponía hacer, lo descolgó con una mueca de resignación en la cara.

- ¿Sí?... ¡Mamá!... Sí, acabo de llegar… es hermoso deberías verlo… supongo que mañana la llamaré… Sí, no te preocupes lo haré a primera hora… Estoy agotada, me iba a dar una ducha, comeré algo rápido y me dormiré temprano… Un beso y dale otro a papá… Os quiero… - Y diciendo esto colgó el aparato dirigiéndose al cuarto de baño.

Al poco rato salió mojada envuelta en una toalla y descalza, tomó el auricular del teléfono, hizo un pedido a un restaurante de comida rápida china y salió de nuevo al jardín cuando la noche ya comenzaba a despertar. Se sentó en el columpio y comenzó a mecerse mientras admiraba la inmensidad del cielo londinense. Ráfagas de su niñez volvieron a golpear su mente… y suspiró. Su madre estaba empecinada en que avisase de inmediato al único pariente que tenían en la ciudad, su prima Luna. Y lo haría, por supuesto que lo haría, pero seria al día siguiente, porque esa noche deseaba disfrutar de todo aquello sola y tranquila.
El cielo ya se cubría de negro y solo las estrellas rompían la monotonía del color, y la luna lucia redonda y blanca alumbrando tenuemente la oscuridad. Hermione imaginó el rostro de Ron aun niño y lo vio nítido sobre aquel redondo astro. Su hermosa cara salpicada de graciosas pecas, su eterna sonrisa y su rojo, largo y despeinado cabello. Dejó escapar un suspiro nostálgico al recordar la mirada azul de aquel chico y se acarició con los dedos los labios añorando la última vez que sintió los de él, en aquel tierno beso de despedida que sin duda, la había dejado marcada para siempre. El ruidoso timbre del telefonillo del portero la hizo volver a la realidad de golpe, debía ser la comida china y el rostro de Ron desapareció dejando de nuevo paso a la blanca luna.



Un minúsculo pero molesto rayo de sol, se empecinaba en despertar a Hermione. Ya había amanecido y debía incorporarse con prontitud a su nuevo trabajo. Aquellas sábanas se aferraban a su frágil cuerpo queriendo impedirle que se levantase, pero ella pudo mas y agotada aun por el largo viaje del día anterior, se incorporó de la cama. Alguien tocó a su puerta… ¿Quién podría ser a esas horas de la mañana? Se apresuró a abrir y una muchacha rubia casi de su misma edad, entró precipitadamente colgándose del cuello de Hermione y besándola con efusividad en la mejilla.

- ¡Querida prima! – dijo sonriendo ampliamente – Tu madre me llamó anoche informándome de tu llegada.

Luna Lovegood era su prima favorita y la única persona con la que no había perdido el contacto cuando dejó Londres.

- Hola Luna, no esperaba verte tan temprano – Hermione sonreía, pero un bostezo interrumpió la sonrisa sincera de la joven.

- Lo sé, pero sabes que adoro las sorpresas… Vístete, te invito a desayunar.



La cafetería estaba atestada de gente, Luna se apresuró a alcanzar una mesa que acababa de quedarse libre.

- ¡Oh Dios mío! El café de aquí está buenísimo, pero el local está siempre hasta la bandera – dijo riendo y sofocada al mismo tiempo y cambiando de tema añadió – Así que redactora jefe del Profeta… Querida has llegado muy alto en poco tiempo, me alegro por ti.
Hermione abrió la boca para comentar algo, pero la camarera se acercó para que hiciesen su pedido.

- Un café ¿y…? – dijo Luna esperando a que su prima contestara.

- Otro, pero muy cargado – añadió Hermione.

La camarera anotó el pedido y se alejó de ellas, dejando que volvieran a su conversación.

- ¿Qué tal tu faceta como profesora? – preguntó Hermione mostrándose interesada por la vida de su prima.

- Maravillosa… Adoro a los niños y el colegio donde imparto clases tiene mucho prestigio aquí en Londres, estoy muy orgullosa de pertenec…

- ¿Qué sabes de Ron? – lo soltó de golpe, tal y como vino a su cabeza.

Luna la miró sorprendida y le contestó algo molesta por haberla interrumpido.

- No puedo creer que aun sigas pensando en él, después de tanto tiempo – Hermione bajó los ojos ruborizada – En realidad mas bien poco, las últimas noticias que me llegaron de él fueron que había abandonado Londres para estudiar, no tengo constancia de que haya regresado. Ginny y yo no hablamos mucho, hace tiempo que no nos vemos.

- ¿Ginny Weasley?... ¡Debe ser ya toda una mujer! – exclamó Hermione al recordar a la hermana pequeña de Ron.

- Como yo, ambas tenemos la misma edad – puntualizó Luna - Pero volviendo al tema… ¿Por qué te interesa saber de Ronald?

- Es mi mejor recuerdo del tiempo que viví aquí, solo deseaba saber que fue de él, nada mas – contestó intentando no mirar a su prima a los ojos. Luna tenía el asombroso don de adivinar los pensamientos de los demás, Hermione siempre pensó que había algo de bruja en ella.

Luna no pareció muy convencida con la respuesta, pero como su prima no volvió a mencionar el tema, terminó por olvidarlo.



El profeta era una revista de mucho prestigio en el país, los personajes mas ilustres de la política, las letras, la música, la ciencia y el séptimo arte, llenaban sus páginas. Era una publicación seria y para personas de un nivel cultural notable, por todo eso Hermione se sentía orgullosa de su nuevo puesto de responsabilidad.

Entró decidida por la puerta de cristal giratoria de la revista y una de las recepcionistas la hizo esperar sentada, al director general de la compañía. Hermione lo observaba todo expectante y emocionada. La joven que la había atendido unos minutos antes, se acercó a ella sonriendo.

- El Señor Potter bajará enseguida, ¿Desea tomar un café o té mientras lo espera?

- No gracias, ya tomé – dijo con amabilidad.

La recepcionista asintió y regresó de nuevo a su puesto de trabajo.
Habían pasado casi diez minutos desde su llegada, cuando vio como un hombre alto, moreno y con gafas, bajaba las escaleras, se acercó a la joven recepcionista y le preguntó algo. Ésta señaló hacia Hermione y el muchacho comenzó a acercarse hacia ella sonriendo.

- ¿Hermione Granger? – Hermione asintió – Mi nombre es Harry Potter y soy el director general del Profeta. Es un placer tenerla en nuestro equipo.



espero que os guste... es raro lo se... pero es un ff sin magia...
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Mensaje  Dora Tonks Mar Ago 05, 2008 4:28 am

Holaaaaaaaa!!

Akabo d leerme el cap. =D
Sta stupendo!!
M nkanta (L)
Adoro sta pareja *-*
Y Luna Aaaaw!!
y ahora Harry d director general del profeta jeje XD
Spero k lo sigas pronto!!

Muxos besos!! n.n

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Mensaje  icecreammanrupert Mar Ago 05, 2008 4:56 am

Gracias Dora Tonks eres mi primera lectora jejej que ilusion...
un beso guapa!!!
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Mensaje  icecreammanrupert Jue Ago 07, 2008 2:13 am

Bueno aqui el segundo capitulo de fic
Espero que tambien te guste
un beso...




2. El equipo


Hermione se quedó impresionada con su nuevo despacho, era amplio y muy luminoso.

-Espero que sea de tu agrado – dijo Harry mostrándose orgulloso de la habitación.

- Es muy hermoso… Estoy segura que aquí trabajare muy a gusto.

- Bueno ser la redactora jefe es un cargo de responsabilidad, tenemos el gusto de contar en El Profeta con los mejores profesionales… si me acompañas, te mostraré a tu equipo.

Hermione asintió y siguió a su jefe.
Fuera de su oficina había muchas mesas dispuestas en grupos de cuatro y en ellas, el personal de la revista tecleando sin descanso en sus ordenadores. Harry se aproximó a un grupo de ellos y dijo.

- Disculpad, prestadme atención por favor.

Todos levantaron la vista del monitor y se dispusieron a escuchar lo que el director venia a informarles.

- Les presento a su nueva redactora jefe, la señorita Hermione Granger.

Las miradas del grupo se posaron en ella y una joven rubia, que no pertenecía a ninguna de las mesas, se adelantó tímidamente.

- Hermione, ella será tu secretaria personal – dijo señalando a la muchacha – Lavender Brown.

- Un placer Señorita Brown – saludó Hermione.

- Llámeme Lavender – contestó ésta amablemente.

- Y éste es el equipo de redactores del Profeta – dijo Harry volviéndose hacia los demás presentándolos uno a uno.

Eran tres, la primera era una joven morena y de sonrisa descarada llamada Pansy Parkinson, justo en frente de ella, se hallaba sentado un joven con cara de embobado que respondía al nombre de Neville Longbottom y para finalizar, Hermione no pudo evitar quedarse cautivada por un muchacho rubio de ojos grises…

- Y por último Draco Malfoy, es uno de nuestros mejores redactores, ya lo comprobará.

- Encantada – saludó a todos con entusiasmo – Nos llevaremos muy bien los cuatro.

- Los cinco… es que hay alguien más, pero en estos momentos esta de viaje – dijo Draco mostrando una encantadora sonrisa ladeada.

- En efecto – corroboró Harry – pero llega hoy, así que probablemente acuda a la fiesta que solemos hacer cuando un directivo nuevo se incorpora, en este caso es por ti.

- Entonces puedo empezar desde ahora mismo ¿verdad? – dijo Hermione sonriendo.

- Por supuesto, Lavender ponga a la Señorita Granger al tanto de todo.

Harry se despidió de todos y se dirigió a su despacho. Hermione entró junto a su secretaria en el suyo y se dejó caer sobre el sillón giratorio de su mesa. La rubia se dirigió hacia una agenda que había en el escritorio y la abrió mostrándosela.

- Aquí le he apuntado todos los reportajes y entrevistas en los que están trabajando los chicos, es una revista con profesionales muy jóvenes y el ambiente de trabajo es realmente bueno, ya lo notará.

- Tutéame Lavender, somos de la misma edad – dijo Hermione sonriéndole.

- De acuerdo – rió Lavender sonrojada – hoy tenemos revisión de contenidos, así que los redactores pasaran a última hora de la mañana para dejarle… perdón… dejarte sus trabajos, antes de la reunión de mañana… revisarlos es asunto tuyo - Hermione resopló y Lavender volvió a reír – No te preocupes yo te ayudaré.

- Gracias Lavender, necesito a alguien que conozca a los redactores y su forma de trabajar… ¿Quién ocupaba mi puesto antes?

- El Señor Snape, se jubiló hace un par de semanas, era el único mayor de todo la plantilla. Un hombre serio y un poco cascarrabias, pero todos lo adorábamos.

- Espero poder ganarme vuestra confianza, aunque yo estaré solo hasta las navidades, entonces llegará el redactor definitivo.

- Lo sé, ya verá como el tiempo que esté aquí se sentirá como en casa.

La puerta sonó y ambas miraron hacia ella interrumpiéndose la conversación.

- ¿Puedo pasar? – preguntó Draco asomando la cabeza.

- Por supuesto pasa – le invitó Hermione.

- Lavender en realidad te buscaba a ti… quiero que me localices a Seamos, necesito las fotos para cotejarlas con el reportaje y las necesito ahora en mi mesa, si quiero terminarlo todo y entregárselo a la nueva redactora jefe hoy – dijo el rubio lanzando una seductora mirada a Hermione.

- ¡Oh claro! Perdona Draco, con la nueva llegada lo olvidé, te lo localizo y las dejo sobre tu mesa – y diciendo esto salió disparada de la oficina.

Hermione la observó divertida, esa chica era demasiado nerviosa.

- Siempre va corriendo a todos lados, pero es muy eficiente – dijo Draco – Espero que te guste Londres.

- En realidad yo nací aquí.

- ¿Ah si? – contestó algo contrariado.

- Sí – sonrió Hermione ante el gesto del muchacho – mi padre fue trasladado a Escocia y me fui de Londres cuando tenia catorce años.

- Entonces eres uno de los nuestros.

- Eso parece, adoro Londres, lo único negativo es que estoy de paso y tendré que regresar a Escocia – añadió Hermione.

- Es una lástima…

- Ya están sobre tu escritorio Draco – dijo de repente Lavender entrando de nuevo.

El rubio la miró fastidiado por haberlo interrumpido de esa forma tan brusca y Hermione que se había sonrojado un poco, agradeció la repentina entrada de la muchacha.

- A última hora de la mañana volveré con mi reportaje – dijo mientras salía del despacho con calma.

- No te fíes de él – le advirtió Lavender una vez que perdió de vista a su compañero – Es un Don Juan, todas hemos caído rendidas a sus encantos… ahora tú eres su nueva presa.
Hermione rió, pero Lavender arqueó una ceja haciéndole ver que hablaba muy en serio.

- ¿De verdad?

- Sí, chica nueva, objetivo nuevo. Pansy es la única que no ha caído y tiene mucho mérito trabajar a su lado todo el día mirando esos encantadores ojos grises y no sucumbir a ellos… ¿Y sabes que es lo que mas me molesta de todo?…

- No – contestó Hermione intrigadísima con la conversación.

- Que a pesar de ser él, el que siempre termina abandonándonos, en el fondo sigue cayéndonos bien.

Hermione soltó una carcajada y Lavender movía la cabeza de un lado a otro sonriendo y volviendo a la agenda.



La mañana pasó velozmente, Lavender era muy simpática y Hermione se divertía mucho con ella y con sus comentarios. En pocas horas la había puesto al tanto de todo lo que ocurría en la revista, tanto profesional como personal. El director Potter había heredado la empresa de su padre ya fallecido y estaba felizmente casado con una hermosa muchacha. Draco era un conquistador sin remedio, y aunque todas sabían que tarde o temprano serian abandonadas, ninguna se resistía a pasar como mínimo, una noche con él. Pansy era una chica seria y poco habladora, había tenido un novio que la dejó a las puertas del altar y por ello tenia el carácter un poco agrio, aun así y según Lavender era una buena chica, pero sobre todo una gran redactora. Neville llevaba poco tiempo trabajando en El Profeta, así que no lo conocía lo suficiente y ella prefería no opinar sobre personas a las que apenas había tratado. De la cuarta y desconocida persona, solo dijo que le parecía encantadora y muy amable… Aquello hizo que las ganas de Hermione por conocerla aumentaran.

A lo largo de la mañana todos los redactores fueron dejando sus trabajos sobre el escritorio de Hermione para que ésta los revisase, el último en entregarlo fue Neville que lo hizo un poco apurado por la demora.

- ¡Uf!... No esta nada mal para ser tu primer día – dijo Lavender cerrando la puerta tras Neville.

- La verdad es que ha ido muy bien – respondió Hermione mientras se desperezaba en su sillón.

- Pues deberíamos irnos ya, esta noche habrá unas copas en tu honor aquí en la revista y te aseguro que nuestras reuniones informales son mucho mas divertidas que las de la oficina.
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Mensaje  icecreammanrupert Jue Ago 07, 2008 2:14 am

Continuacion capitulo 2...

Hermione llegó a su casa sintiendo como si hubiese luchado con un forzudo en un ring de pressing catch, tomó un relajante baño de espuma con aroma a lilas y se tumbó en el sofá machacando sin compasión el mando a distancia del televisor. El piloto rojo del contestador automático parpadeaba, la joven apretó un botón y la pantalla visualizó tres mensajes sin leer.
Se hundió de nuevo en el sofá y dejó que el aparato hablara…

“Piii…”

‘Cariño soy mamá, lo sé… Sé que me vas a decir que no confío en ti, lo lamento hija pero no pude esperar a que avisaras a Luna de que habías regresado a Londres y lo hice yo… Hasta tu padre me ha regañado… bueno espero que todo te haya ido bien en tu primer día… un beso mi vida y llama en cuanto tengas un tiempo... Te quiero’

Su madre siempre se comportaba de la misma forma, nunca le dejaba actuar por sí misma. Una de las razones por las que había aceptado aquel trabajo, era para alejarse un poco mas de su protección, que en la mayoría de los casos la asfixiaban… Pero para su desgracia alguien decidió inventar el teléfono.

Segundo mensaje…

‘Hermione soy Luna, espero que todo te haya ido hoy de perlas, porque yo no puedo decir lo mismo… Hoy los alumnos han estado revoltosos en el colegio y tengo un horrible dolor de cabeza… en serio tengo una relación amor odio con ellos. Querida espero que podamos cenar juntas… llámame si decides pasarte por mi casa…’

Luna siempre había sido su prima favorita, conocía todo de su vida y durante el tiempo que ella y Ron estuvieron juntos, Luna se encargó de ocultarlos hasta que la relación entre ellos se hizo demasiado obvia. Siempre fue una gran aliada y aunque hablaba por los codos y eso molestaba mucho a Hermione, que era menos locuaz, adoraba a aquella chica.

Un nuevo pitido y un nuevo mensaje…

‘¡Oh Dios mío! Siento molestarte. Soy Lavender, toda la tarde hablando de la dichosa fiesta y se me olvidó decirte que es a las ocho… No te demores… Harry odia a la gente impuntual… Nos vemos allí’

- ¡La fiesta! – Exclamo Hermione mirando el reloj - ¡Maldita sea! … No me acordaba y solo dispongo de una hora para llegar.

Saltó del sofá y se dirigió a la maleta que aun no había desecho… Todo estaba arrugado. Sacó de ella un vestido rojo… No, demasiado llamativo… ¡El negro!... Ni hablar ¿Acaso se le había muerto alguien?... Uno verde… Otro con ramilletes de flores… hizo una mueca de asco al ver el vestido… nunca se le debió ocurrir comprar algo tan horrible y lo lanzó al suelo… ¡Azul!... siempre había sido su color favorito. Cogió la tabla de planchar y le quitó las arrugas al vestido, se embutió en él, se recogió su tupida melena castaña y se maquilló como pudo, decidió no comprobar como había quedado… Se calzó unos odiosos zapatos de tacón y salió disparada hacia el taxi, que ya la esperaba en la puerta con el contador en marcha.



Lavender aguardaba en el Hall de entrada de la revista la llegada de Hermione, miraba el reloj insistentemente y se mordía el labio inferior debido a los nervios. Su jefa bajó del taxi sonriéndole, la rubia se aproximó a ella y cerró la puerta del vehículo de golpe, con tan mala suerte que el vaporoso vestido azul de Hermione quedó atrapado.
La secretaria pensó que debía resquebrajarse la tierra en ese momento y tragársela sin más, abrió de nuevo la puerta del taxi, liberando el trozo de tela, que gracias a su ineptitud ahora lucia una hermosa y redonda mancha de grasa. Hermione abrió la boca espantada y Lavender estaba a punto de excavar ese agujero en la tierra ella sola, con sus propias manos.

- ¡Oh Hermione! Lo siento… - se disculpó apenada.

Hermione la miro fastidiada, la mancha se notaba mucho estaba segura, pero ya no había tiempo para cambiarse de vestido.

- Esta bien no te preocupes, no fue tu intención – dijo sabiendo que la fiesta era precisamente en su honor y que por lo tanto seria el centro de todas las miradas y su hermoso y vaporoso vestido azul lucia un enorme y grasiento lunar negro justo donde estaba su trasero.



Harry la esperaba en la puerta del salón de actos donde se celebraba la animada reunión, la recibió con una sonrisa.

- Hermione, puntual, eso me gusta. Entremos.

Nada mas poner un pie en el salón, todas las miradas se posaron en ella y la joven instintivamente se llevó la mano al trasero, intentando tapar la mancha de grasa. Un segundo después de su entrada todos volvieron a sus cosas y Hermione suspiró aliviada al dejar de ser el centro de atención.

- Discúlpame un segundo, voy a buscar a mi esposa. Quiero que os conozcáis – dijo Harry alejándose de ella.

- ¡Oh Dios mío Lavender!... ¿Se nota mucho? – preguntó disimuladamente a su secretaria, forzando una sonrisa.

Lavender miró la parte trasera del vestido y resopló, no es que se notara… es que era lo único que se veía… pero decidió que aquel era el momento justo para decir una mentira piadosa.

- En realidad, el vestido es azul intenso y la mancha queda casi disimulada.

- ¡Uf! ¡Que alivio!... Sé que es abusar demasiado de tu confianza pero ¿Serias tan amable de buscarme un trago?

- ¡Oh! Es lo mínimo que puedo hacer por ti después de haber estropeado tu vestido – dijo la rubia apurada y desapareció entre la gente.

Hermione se encontraba absolutamente fuera de lugar, todos hablaban de sus cosas entre ellos, con confianza y ella no conocía a nadie. Se sentía como pez fuera del agua. Allí estaba, en medio de todas aquellas personas anónimas, esperando a que su secretaria le trajese algo con lo que ahogar su bochorno.

- ¡Ron!

Hermione se quedó paralizada… había escuchado aquel nombre… se giró hacia la persona que llamaba y vio como una mujer se acercaba a un muchacho… Hermione resopló aliviada… aquel no podía ser su Ron… no tenia el pelo rojo, mejor dicho no tenia pelo… y era bajito y rechoncho… Sonrió de su propia estupidez al ilusionarse por un solo instante. De pronto y sin saber como, una joven que llevaba dos bebidas rebosantes en las manos tropezó con ella, derramando el líquido de una de ellas sobre el escote de Hermione.

- ¡Oh Cielos!, lo siento… - se disculpó la joven que tenia rasgos orientales – Que torpe he sido iba tan concentrada para que las bebidas no se derramasen, que no te vi y tropecé contigo…

Hermione pensó que definitivamente, debía haberse quedado en el sofá machacando el mando a distancia… Toda la parte delantera de su vestido estaba empapado y comenzaba a adquirir un asqueroso tono marrón.

- No te preocupes… iré a secarme un poco

- Lo lamento de verdad, ¿Si puedo hacer algo por ti…? – se volvió a disculpar muy apurada.

- No… Gracias – contestó ella aunque pensó ‘Ya hiciste bastante’.

La joven oriental se alejó de ella sonriéndole, Hermione la siguió con la mirada. Aquello era el colmo, ¿Es que no iba a levantar cabeza? Vio como la muchacha llegaba hasta el grupo donde estaba Draco, éste divisó a Hermione y la saludó con la mano, ella le respondió el saludo y siguió mirando a la chica sin saber aun porque. Lavender regresó con la bebida de su jefa y se la dio. Hermione tomó un sorbo… De repente su corazón dejó de latir y el pulso se le detuvo, no llegaba aire a sus pulmones… La muchacha que solo unos segundos antes la había dejado como una sopa, le ofrecía la bebida aun intacta, a un joven alto, con el pelo rojo… Hermione no sabía porque reaccionaba así, si el muchacho estaba de espaldas a ella. La joven oriental le pasó la mano por el cuello al pelirrojo y éste se giró para besarla mostrado completamente su rostro. Hermione dejó caer su copa al suelo haciendo que esta se rompiese en mil pedazos, manchando el borde de su vestido. Lavender se quedó sorprendida y se agachó para recoger los trozos de cristal.
Hermione seguía petrificada, sin apartar la vista de aquel chico. ‘Es él’ pensó ‘Es Ron…’ El Ron niño volvió a su mente, no había duda… sus mismos ojos… su misma boca… el color inconfundible de su cabello… es cierto que ahora lo llevaba mas corto, pero no le cabía ninguna duda, aquel era Ron Weasley. Se llevó la mano al estómago y sintió unas nauseas horribles, estaba a punto de vomitar cuando escuchó que alguien la nombraba.

- Hermione… Quiero presentarte a mi esposa – Harry había vuelto acompañado de una joven pelirroja.

- Hermione Granger, ella es mi esposa Ginny Potter, aunque a ella le gusta que la sigan llamando por su apellido de soltera, Weasley.

Ginny y Hermione se miraron fijamente la una a la otra. La esposa de Harry no podía creer que se tratase de la misma Hermione hasta que ésta habló.

- Hola Ginny ¿Cuánto tiempo? – dijo entrecortadamente.

Harry miró a su esposa confundido…

- ¿Se conocían ya?

- Fuimos amigas de pequeñas – contestó Ginny sin apartar la vista de su antigua amiga.

Hermione estaba pálida y su vestido era un auténtico desastre. Como si tuviese un presentimiento, la pelirroja volvió la mirada hacia el grupo donde se encontraban Draco y aquel joven pelirrojo y comprendió entonces la lividez de Hermione. Lavender seguía a los pies de la joven recogiendo los trozos de cristal de la copa y nadie reparaba en ella. Hermione volvió a sentirse mal y las nauseas se hicieron aun mas fuertes.

- Buenas noches cuñado… ¡Hermanita! Siento no haberte saludado antes… recién acabo de llegar.

Era una voz de hombre, justo detrás de Hermione, muy cerca de ella… tanto, que al hablar notó su calido aliento en el cuello. Abrió los ojos de par en par y miró a Ginny suplicante. El joven pasó por su lado sin mirarla y se acercó a la pelirroja para besarla en las mejillas. Ginny seguía sin apartar los ojos de su antigua amiga.

- Ron… ¿Qué bien que llegaste? – exclamó Harry – Te presento a nuestra nueva redactora jefe… La señorita Hermione Granger… Hermione, él es el cuarto miembro del equipo… Ron Weasley y ella es su encantadora esposa Cho.

Ron palideció al oír el nombre de su antigua novia, pero aun más cuando pudo comprobar al verla que realmente era ella. La castaña deseaba que un rayo la fulminase en ese instante. Harry los miraba sin entender muy bien a que venia tanto silencio y Ginny ya no observaba a Hermione, era a Ron a quien no quitaba ojo. Hermione notó como ya no podía aguantar mas las ganas de vomitar y llevándose una mano a la boca dijo.

- Disculpadme, Lavender acompáñame por favor.

La rubia se levantó del suelo y siguió con rapidez a su jefa, que corría como un rayo hacia el aseo. Ron la siguió con la mirada y el corazón latiéndole desbocado en medio de una angustiosa confusión


Siento lo de Cho jeje ya lo solucionaremos...
un beso
gracias...
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Mensaje  Dora Tonks Jue Ago 07, 2008 10:35 pm

Akabo d leer la primera parte dl segundo cap. ^^
Sta muuuy bn =D
M sta cayendo bn Lavender y to xDDD (Antes no m caia mal, al contrario m gusta la actriz k han cogido, a ver k tal lo hace)
Voy a x la segunda parte Wink

Besos!! n.n

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Mensaje  Dora Tonks Jue Ago 07, 2008 10:48 pm

Ya lo lei Very Happy

Como t he dixo sta genial, spero k lo continues pronto, sta muuuuuuuuy interesante =D
Odio a Cho ¬¬
Siemrpe m ha caido mal... u.u
Pobre hermione Sad

Bueno besos!! n.n

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Mensaje  icecreammanrupert Vie Ago 08, 2008 3:26 am

gracias linda por tus post... creo que publicare el siguiente capi el domingo aunque si me da tiempo lo hare el sabado...

un beso...

Y. maria.
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Mensaje  icecreammanrupert Dom Ago 10, 2008 3:54 am

Hola como prometi nuevo capi gracias por seguir ahi... linda...


3. ¡Solo una semana antes!


Lavender se apoyaba en la pared del aseo, Hermione llevaba algunos minutos vomitando dentro del cubículo y ella esperaba pacientemente. De pronto, ya no se oyó mas arcadas y entonces se abrevio a preguntar tímidamente.

- Hermione… ¿Te encuentras mejor…?

Pero no pudo continuar porque volvió a escucharla regurgitar de nuevo, resopló y apoyándose en la pared una vez mas.
Se oyó la cisterna del retrete y Hermione salió del cubículo, su estado era deplorable. Lavender la contempló asombrada. Tenía ojeras negras, debido a que la máscara de pestañas se le había corrido y su vestido era un auténtico desastre. Estaba pálida y despeinada, su aspecto era digno de lástima. Se acercó al lavabo tambaleándose mientras se abanicaba con una mano, se enjuagó la cara y la máscara de pestañas se corrió aun más.

- Dime Lavender… ¿Cuánta gente puede vivir en Londres?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? – exclamó la rubia perpleja.

- Y… ¿Cuántas revistas existen aquí para poder trabajar? – Lavender ignoró la extraña pregunta - ¿Muchas verdad?... Sí, muchas… Y de todas… ¡De todas! ¡Maldita sea!... He tenido que trabajar en ésta…

Lavender se sintió ofendida y miró a su jefa con resentimiento añadiendo.

- El Profeta es una gran publicación y yo me siento orgullosa de pertenecer a su plantilla.

Hermione la miró tratando de entender a que había venido aquella respuesta.

- ¿Cuánto hace que se casó?

- ¡¿Quién?! – Lavender comenzaba a impacientarse y pensó que esa chica estaba loca.

- Ron Weasley – Hermione pronunció su nombre como si le estuviesen clavando un puñal en el pecho.

- ¿Weasley?

- Sí, ¿Cuánto? – volvió a preguntar.

- Una semana – contestó la rubia sin comprender nada.

- ¿Una semana?... ¡Oh Dios mío!... ¡¿Una semana?!... Si hubiese aceptado este trabajo solo una semana antes, quizás… - Hermione cambio el gesto de desesperación y en su rostro se dibujó una sonrisa, y mirando a Lavender dijo mucho mas calmada – No lo recordaba tan guapo… Realmente es muy guapo…

Ginny abrió súbitamente la puerta del aseo, haciendo que las dos muchachas se sobresaltaran.

- ¿Te encuentras bien Hermione?

- No Ginny… no estoy bien… ¡Se casó! ¿Por qué? – preguntó con los ojos llorosos.

- Porque se cansó de esperar noticias tuyas, nunca entendió porque dejaste de escribirle.

Lavender abrió mucho los ojos sorprendida, ahora comenzaba a entender algo de todo lo que estaba sucediendo. Hermione bajó la vista al suelo, en realidad ella tampoco supo nunca porque dejó de hacerlo. Al principio lo achacó al hecho de estar ocupada con sus estudios y ya las cartas dejaron de ser tan constantes. Luego fue a la universidad, conoció gente nueva y se hizo novia de un joven búlgaro y pensando que no volvería a ver a Ron, dejó de escribirle para intentar olvidarlo. Hoy había descubierto que no lo logró nunca.

- Cho es una buena chica - continuó Ginny - y lo ama. Pero lo más importante de todo es que lo hace feliz, hacia muchos años que no veía a mi hermano sonreír y ella lo consiguió. Aléjate de él Hermione, ya sufrió bastante y ahora por fin se olvidó de ti.

- Pero yo aun lo amo…

- ¡Ese es tu problema! – la interrumpió Ginny bruscamente alzando la voz – Escúchame bien, en un pasado tú y yo fuimos amigas, pero he visto llorar a Ron mucho por tu culpa y quiero, es mas te exijo, que no te acerques a él si no se trata de trabajo. No vuelvas a destruir su vida ahora que es feliz.

Lavender seguía perpleja… Aquella era la mejor escena que sus ojos habían presenciado nunca y estaba expectante ante la discusión de las dos mujeres.

- Yo no soy de las que van por ahí robando los maridos a otras. Si piensas eso te equivocas conmigo Ginny… - sentenció Hermione muy ofendida.

- No quise dar a entender eso, solo quería avisarte que respetes la dicha de Ron.

Y diciendo esto salió de la misma forma que entró, dando un sonoro portazo tras ella.
Hermione se quedó con la vista fija en la puerta por la que había desaparecido Ginny. La pelirroja había sido su mejor amiga, pero ahora estaba muy resentida con ella. Ron debía haber sufrido mucho para que su hermana la tratase de esa forma. Cerró los ojos y deseó no haber aceptado aquel puesto, pero ya era demasiado tarde. Estaba allí y no iba a huir, no era una cobarde.

- Hermione… Deberías salir de aquí. Dentro de poco tendrás que dar tu discurso – dijo Lavender bajando la voz para no sobresaltarla.

- ¿Discurso?... ¿Qué discurso? – preguntó la joven contrariada.
- Todos los nuevos ejecutivos pronuncian un discurso a su equipo.

- Pero yo no puedo hacerlo… ¿Acaso no ves mi horrible aspecto?

En realidad era más que horrible, las ojeras eran cada vez más negras y grandes y ningún bucle castaño estaba en su lugar y el vestido… hacia mucho que había dejado de ser azul y definir un color en ese momento era una odisea.

- Lo del vestido no tiene arreglo – dijo Lavender resignada – pero el peinado y el maquillaje podemos solucionarlo.


La fiesta continuaba afuera ajena a los problemas sentimentales de la nueva jefa de redacción del Profeta y de los desesperados intentos de su secretaria por hacer que dejase de parecer un adefesio.

Ron hacia algún tiempo que parecía no estar en esa fiesta, la música se escuchaba lejos, las voces solo eran murmullos… No podía creer lo que había ocurrido… Aun tenia el corazón latiéndole a mil por hora y su bebida había dejado de estar fría y él no había tomado un solo sorbo. Sonreía mecánicamente, asintiendo de vez en cuando a lo que su esposa le decía para hacerle creer que la estaba escuchando, pero nada mas lejos de la realidad. La verdad era que ver a Hermione después de tanto tiempo lo había dejado absolutamente aturdido.

- Ron – dijo Cho intentando llamar su atención, pero al ver que éste no contestaba insistió – Ron cariño, está sonando nuestra canción, anda se bueno e invítame a bailar.

Ron movió la cabeza hacia su mujer como un autómata y lo único que alcanzo a oír fue… ‘Invítame a bailar’, le sonrío, soltó su bebida y cociéndola por la cintura caminaron hacia la improvisada pista de baile.

Hermione salió del aseo junto a Lavender, y era justo decir, que la rubia había realizado un buen trabajo con el aspecto de su jefa. La castaña se sacudía el vestido y caminaba sin mirar al frente, así que puestos a seguir con su buena racha, tropezó sin remedio con Draco y éste volcó su copa sobre ella, volviendo a manchar su ya malogrado vestido.

- ¡Oh cielos! Lo lamento Hermione – se disculpó el muchacho apurado.

Lavender se echó las manos a la cabeza y Hermione suspiró resignada, definitivamente la noche no estaba dispuesta a mejorar.

- No te preocupes Draco… mi vestido insiste en beber hoy mas que yo.

La rubia río ante el comentario de su jefa y alejándose de ella fue a reunirse junto al grupo donde estaba Neville.

- Es una lástima que esa canción ya haya comenzado, tenia ganas de invitarte a bailar, pero esperaré a la siguiente – dijo el muchacho dedicándole una seductora sonrisa.

Hermione miró hacia la pista de baile, realmente lo que menos le apetecía en ese momento era seguir exhibiéndose, así que abrió la boca para rechazar la invitación de Draco, cuando sus traidores ojos divisaron a los recién casados que bailaban animadamente. Hermione se giró hacia el rubio con los ojos ardiendo de celos y dijo atropelladamente.

- ¿Porque esperar a la siguiente?... Adoro esta canción.

Y sin dar tiempo a Draco para reaccionar, tiro de él y lo arrastró al centro de la pista. El rubio estaba encantado con el arrebato de la muchacha, e ingenuamente pensó que ya la tenía en el bote. Hermione estiraba el cuello para que Ron no se escapase de su vista y cada vez que el pelirrojo abrazaba o hacia alguna carantoña a su esposa, sentía como estallaba una tormenta en su interior. Solo por un momento los ojos de Ron y Hermione se encontraron, pero el joven se apresuró a apartar su vista de ella y centrarse de nuevo en su esposa, camuflándose entre el resto de bailarines. La canción terminó y Hermione había perdido de vista a Ron, así que se concentró en su pareja de baile y decidió divertirse un poco lo que quedaba de noche.

Cho y Ron se acercaron al lugar donde estaba su hermana, que en ese momento se encontraba sola. La esposa del pelirrojo comenzó a narrar su viaje de luna de miel a su cuñada, pero ésta estaba más interesada en observar a su hermano. Ron tomó de nuevo otra copa de la bandeja del camarero y se quedó mirando el borde de ésta absorto. De vez en cuando se volteaba hacia la pista de baile instintivamente y seguía con la vista a la chica del vaporoso vestido azul, suspiraba y regresaba a la tierra, donde su esposa continuaba hablando sin cesar. Ginny comenzaba a preocuparse por él y sonreía a su cuñada asintiendo de vez en cuando para hacerle ver que la escuchaba, aunque no era así. Harry apareció de pronto.

- Cho, menos mal que habéis dejado de bailar, acompáñame… Hay una persona que se ha quedado fascinado cuando le he contado a que te dedicas y está interesado en conocerte – dijo nervioso tomando del brazo a su cuñada – Te la robo un instante Ron…
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Mensaje  icecreammanrupert Dom Ago 10, 2008 3:55 am

Continuacion capitulo 3...

Y diciendo esto desaparecieron veloces, Ginny vio entonces el cielo abierto para poder hablar a solas con su hermano.

- Ron… ¿Estás bien?

- Sí, claro… - contesto él algo sobresaltado, dejando de mirar el borde de la copa.

- Eres mi hermano, te conozco y se cuando me mientes.

Ron miró de nuevo a Hermione y suspiró girándose hacia su hermana.

- ¿Por qué aparece justo ahora, Ginny? Cuando comienzo una nueva vida, intentando alejarme de todo lo anterior.

- Ron… no dejes que la llegada de Hermione te afecte, ya lo habías superado…

- ¿Eso crees? – preguntó el pelirrojo alzando una ceja.

- Eso espero… Mira hacia allí – dijo la joven señalando a su cuñada – Cho te ama, no lo olvides y ella nunca te ha hecho sufrir.

Ron contempló a su mujer y sonrío. Cho era hermosa e inteligente y siempre mantenía la cabeza en su sitio, era lo menos parecido a Hermione y eso fue lo que lo impulso a intentar rehacer la vida a su lado.

- Tienes razón hermanita, yo… me alteré al verla, la he soñado tantas veces que tenerla tan cerca me ha desequilibrado un poco, eso es todo. Yo amo a Cho, no te preocupes – añadió con decisión.
Ginny sonrío satisfecha y le dio un beso en la mejilla. Ron volvió a mirar a su esposa, pero ésta ya no estaba junto a Harry, que seguía charlando en el mismo lugar.


Hermione aprovechó que Draco saludaba a unos amigos para escabullirse sin que él lo notase. Se acercó a la barra y agitó la mano para captar la atención del barman.

- Un whiskey doble, por favor y sin hielo – dijo ante la sorpresa del joven.

Mientras esperaba vio como Pansy llegaba junto a ella para pedir algo de beber y como ésta se quedaba mirándola asombrada.

- Si te has propuesto llamar la atención, lo estás consiguiendo.

Hermione observó su vestido y entendió a que venia el comentario de la joven.

- No ha sido una buena noche para él – dijo la castaña riendo.

Pansy sonrío, suspiró y apartando la vista del vaporoso vestido, añadió.

- No te fíes de Draco, nunca va en serio.

- Lo sé, ya me lo habían advertido. De todas formas no es mi tipo.

- Draco es el tipo de todas – dijo Pansy esbozando una sonrisa de incredulidad – Pero si de verdad te atrae, nunca te hagas su amiga… Es entonces cuando pierde todo interés por una mujer.

Hermione levantó una ceja y la miró expectante… ¿Qué había querido insinuar?, pero sus dudas se disiparon muy pronto.

- Yo fui tan idiota de hacerme su amiga, así que mis posibilidades de algo mas con Draco son nulas.

Pansy le guiñó un ojo y se marchó con su bebida hacia un grupo que reía sin parar. Hermione sonrío al comprender que la morena estaba loca por su rubio y encantador compañero. Se giró, cogió la copa y dijo mostrándosela al vestido.

- Esta es mía, no creas que te las vas a llevar todas.

Aun le quedaba algo de sentido del humor, tomó un sorbo de su bebida y recorrió con los ojos el salón de la fiesta… Necesitaba un poco de soledad y allí había demasiada gente alborotando, aquello la tenia muy mareada. Habían sido demasiadas emociones en muy poco tiempo y necesitaba disfrutar de su copa en algún sitio que le permitiera sentirse mas relajada.

Las oficinas del Profeta incluido la redacción y el salón de actos donde se celebraba la animada reunión, se disponían de forma circular alrededor de un pequeño, pero coqueto jardín que poseía una fuente en el centro, con divertidos chorros de agua haciendo dibujos en el aire. En torno a la fuente había una hilera de bancos de madera que estaban desprovistos de respaldo. Todas las puertas de las diferentes estancias daban a ese jardín y eso hacia que el ambiente de trabajo fuese muy agradable.

Hermione se asomó y pudo ver que nadie se encontraba en el jardín y como ella sentía una atracción especial por ese tipo de zonas, decidió que sin duda aquel era el mejor lugar para encontrar un poco de paz. No solía beber, pero cuando estaba demasiado tensa, siempre acostumbraba a pedirse algo fuerte… Se decidió por fin a salir al jardín y se sentó en uno de los bancos cercano a la hermosa fuente. Las frías gotas de agua que salpicaban de los traviesos chorros, caían sobre su piel produciéndole una agradable sensación de frescor. Sobre su cabeza, una impresionante cúpula de cristal dejaba ver el cielo estrellado de Londres. Hermione se hundió de nuevo en sus recuerdos…


“- ¿Has pensado alguna vez la cantidad de estrellas que brillan sobre nosotros?... Debe haber millones… ¡Que digo… billones de ellas!...

Hermione y Ron estaban recostados sobre el césped de la casa de ella y miraban la noche estrellada. Ron adoraba esos brillantes astros y en ocasiones le gustaba hablar sobre ellos.

-… Lo mejor es que incluso puedes comprarlas – continuó el pelirrojo fascinado – cuando tenga dinero te compraré una y le pondré tu nombre.

- ¡Oh Ron!... A veces eres tan… Pero adoro que seas así – exclamó ella mientras lo miraba embobada.

Ron no apartaba la vista del cielo y Hermione no lo hacia de él.

- Cuando tenga dieciocho años iré a buscarte – dijo él cambiando de tema.

- ¿De verdad lo harás?

- Sí, por supuesto que lo haré y para ese día solo faltan cuatro años… y estos pasaran volando… Mientras te escribiré todos los días…

- ¡Todos los días! – exclamó ella riendo - ¿Y que me contarás si lo haces a diario?

- Ya se me ocurrirá algo… Y si no tengo nada nuevo que contarte, lo haré solo para decirte que te amo – concluyó el pelirrojo mirando a la joven con sus serenos ojos azules.

Hermione lo contempló con dulzura, Ron era a todas luces mucho mas romántico que ella y en ocasiones incluso le parecía demasiado azucarado… pero lo amaba, sobre todo por eso.

- Yo también te escribiré a diario y no dejaré de hacerlo nunca.

- Eso espero, porque si alguna vez dejo de recibir noticias tuyas, pensaré que ya no me amas y ese día me habrás roto el corazón para siempre – le dijo clavándole la mirada.

- Pero ese día nunca llegara – vaticinó ella sonriéndole.

Ron se incorporó y acercándose despacio la beso, mientras las estrellas seguían brillando, testigos de una promesa que jamás se cumpliría.”


La entrada al jardín de alguien la sobresaltó, se giró para ver quien se había atrevido a interrumpir sus dulces recuerdos y se quedó de piedra al ver que se trataba de Ron.

- Disculpa… No sabía que tú… - el joven se explicaba apurado – Buscaba a mi esposa.

Hermione sintió como si una lanza envenenada le atravesase de golpe el corazón, al escucharlo decir ‘Mi esposa…’ e intentando mantener una inexistente calma dijo.

- Como puedes ver aquí solo estoy yo.

Ron la inspeccionó de arriba abajo y sin decir nada mas, se giró para marcharse de nuevo.

- ¡Ron! – lo llamó inconscientemente.

El pelirrojo se volteó y la miró con impaciencia, Hermione tragó saliva y añadió.

- Sé que ésta situación es… incómoda, tanto para ti como para mí. Pero estamos aquí para trabajar, por ello debemos intentar dejar a un lado nuestras desavenencias personales y centrarnos únicamente en mantener una relación laboral. A fin de cuentas, yo no estaré mucho tiempo en Londres y pronto me perderás de vista de nuevo.

Ron la seguía observando penetrándola con su mirada azul y con una calma que a la joven le puso el vello en pie, dijo.

- Estoy de acuerdo, nuestra relación será estrictamente profesional.

Hermione asintió sonriéndole, pero Ron no le devolvió la sonrisa y se giró de nuevo para marcharse.

- ¡Ron! – ahora sí lo llamó conciente de que lo hacia.

El muchacho se detuvo, pero esta vez se abstuvo de girarse y se dispuso a escucharla dándole la espalda.

- Siento haber dejado de escribirte… Ni te imaginas cuanto lo lamento.

Ron cerró los ojos, apretó los labios con rabia y suspiró, luego comenzó a caminar y desapareció por la misma puerta por la que había salido al jardín unos segundos antes, esquivando a Lavender que llegaba justo en ese momento.

- ¡Ah por fin!... Estas aquí – exclamó la rubia – Harry te esta buscando, debes dar tu discurso ahora.


Por supuesto que el monólogo de Hermione fue un desastre, como toda la noche y cuando llegó a casa, pensó que quizás en el infierno lo habría pasado mucho mejor. Se descalzó de aquellos horribles zapatos que se habían ensañado con sus pies. Se despojó de su vestido azul, y dirigiéndose al cubo de la basura, lo lanzó dentro mirándolo con resentimiento. Y apenas sin fuerzas, sin ánimos y pensando solo en unos ojos azules, se tumbó bocabajo en la cama, para intentar dormir un poco y olvidarse para siempre de aquella horrible noche.


Espero que te haya gustado... un beso ...
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Mensaje  Yellow. Dom Ago 10, 2008 4:20 pm

Que lovee(L)
Me he leido el primer capítulo, tiene muy buena pinta Very Happy
Narras estupendamente, la trama es interesante, lo que más me gusta es cómo describes la situación ^o^
La parte en que Hermione recuerda ese momento con Ron a los trece años es preciosa *-*
Bueno, luego me leo el resto
Besos! =)
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Mensaje  icecreammanrupert Lun Ago 11, 2008 3:43 am

Bienvenida y Gracias Anný por comenzar a leer mi ff ... me hace mucha ilusion... esta escrito con mucho cariño... y aunque ya he publicado tres capitulos tengo escrito en folios ocho... es un minific asi que no tendra muchos mas quizas diez o doce... asi que muchisimas gracias por leerlo...

Y.Maria
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Mensaje  Isiskus. Miér Ago 13, 2008 9:10 pm

qocwivth ( ? ).

¿Cómo no había visto yo esto antes? u.u

Ah...sólo he leído el primero y un poquito del segundo, pero me gusta bastante lo que llevo *-*
Espero que sigas pronto =).

¡Saludos!
Isiskus.
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Mensaje  icecreammanrupert Dom Ago 17, 2008 1:47 pm

Hola gracias a todas las que lo leeis sois fantasticas... bienvenida Isa...

Nuevo capitulo...



4. Una relación estrictamente profesional

Luna entró despacio en el ático de Hermione, su prima le había dejado un juego de llaves para que entrase cuando quisiera. Todo estaba hecho un desastre, recogió los zapatos que Hermione había dejado tirados por el suelo y los colocó junto a la puerta de la habitación. Luego toco ésta con suavidad y al ver que no contestaba nadie, entró. Hermione se hallaba aun dormida, con la almohada sobre la cabeza.

- Hermione… prima despierta… - dijo bajito para no sobresaltarla.

La muchacha no reaccionó y seguía sin moverse. Luna se dirigió a las cortinas y las corrió, dejando que la luz del sol iluminase la desordenada habitación.

- Hermione… cariño despierta… - probó de nuevo y ésta vez tuvo éxito.

La joven se giró quitándose de encima la almohada y entrecerró los ojos deslumbrada por la claridad del día.

- ¿Qué hora es? – preguntó a la vez que bostezaba.

- Las siete de la mañana, solo tienes una hora para llegar a la redacción.

- ¡¿Una hora?! – exclamó Hermione incorporándose de la cama con rapidez.

- Ayer la fiesta tuvo que estar muy buena, a juzgar por como se te han pegado las sabanas…

- Ni me menciones la dichosa fiesta – dijo la castaña de malos humos mientras entraba en el cuarto de baño – fue un desastre de principio a fin.

Luna levantó una ceja, su prima siempre tendía a exagerar las cosas y en esta ocasión pensaba que así era.

- No creo que fuese tan horrible…

Hermione salió del cuarto de baño, con cara de pocos amigos, se había enjuagado el rostro y recogía sus cosas para tomar una ducha rápida.

- Fue aun peor, mira en la basura.

Luna se acercó al cubo y saco de él el vestido azul de su prima. Se quedó horrorizada al verlo.

- ¿Qué demonios…?

- Todas las bebidas de la fiesta… ¡Todas! Fueron a parar al maldito vestido… ¡Atchús!... Ves, hasta me he constipado, estuve mojada toda la noche.

Hermione volvió a entrar en el baño y cerró la puerta de golpe, comenzando a escucharse el sonido del agua caer. Luna siguió contemplando atónita el malogrado vestido, estaba realmente desahuciado… Lo volvió a arrugar y lo introdujo en el cubo de la basura, mirándolo con tristeza… Debía haber sido un hermoso vestido.

Su prima salio al poco rato con el cabello envuelto en una toalla y comenzó a vestirse. Luna preparaba café y tostadas.

- Pero lo de mi vestido no es nada comparado con haber visto de nuevo a Ron.

La rubia dejo caer al suelo la taza de café que llevaba en las manos, haciéndola añicos y miró a su prima con los ojos muy abiertos.

- ¿Ron… Weasley?

- Sí, el mismo, trabaja en el Profeta… - añadió Hermione calzándose – y está casado Luna, se casó hace solo una semana…

Hermione miró a su prima con tristeza y ésta aun no salía de su asombro ¡Con lo grande que es Londres, ya era mala suerte!...

- Acaba de volver de su luna de miel… ¡Oh Dios! Aun no lo puedo creer… lo perdí para siempre… fui una estúpida.

- Hermione, solo erais unos niños…

- Pero no lo olvidé prima – la interrumpió levantándose de la silla y cogiendo la taza intacta de café – quizás eso signifique, que a pesar de ser solo una niña, yo lo amaba de verdad. Si lo vieras, aun conserva aquella sonrisa y sus ojos son del mismo azul intenso… pero ha cambiado, su cuerpo ha cambiado… es tan alto, tan fuerte… nunca creí que aquel niño pecoso pudiera llegar a ser tan guapo…

- Pero debes olvidarlo, ya no es un hombre libre – Luna la hizo regresar a la tierra de golpe.

Hermione la miró molesta… ¿Qué tiene de malo soñar un poco?... O lamentarse de su mala suerte… pudo ser ella y no Cho… Terminó su taza de un trago, cogió su chaqueta, su maletín y dándole un beso a su prima en la mejilla, salió disparada en busca de un taxi.


Cuando Ron llegó a la redacción, ya Draco y Lavender estaban allí. El pelirrojo se acercó a ellos y los saludó. La rubia lo llenó a preguntas sobre su luna de miel y Ron contestaba complacido a todas. Lavender se moría de la curiosidad, pero la noche anterior había estado demasiado ocupada atendiendo a su jefa y su curiosidad tuvo que esperar un poco mas para ser saciada. Draco sonreía de vez en cuando con alguna anécdota y solo abrió la boca para decir.

- Con lo amplio que es el menú… ¿Por qué te conformas con comer siempre el mismo plato?

Ron ignoró el comentario de su compañero, sabía que Draco no lo entendería. Para él las mujeres eran simplemente pura diversión y jamás se le había conocido ninguna relación que durase más de dos días, y esa fue con Lavender. Aun Ron no había ocupado su lugar cuando aparecieron Pansy y Neville, saludaron y comenzaron así su horario laboral. Harry salió de su despacho, siempre era el primero en llegar y se acercó a la mesa de Ron.

- Buenos días a todos – saludó.

Los redactores le devolvieron el saludo, luego se giró hacia su cuñado diciéndole.

- Acompáñame un momento por favor, tengo que hablar contigo.

Draco miró a Pansy y ésta se encomio de hombros volviendo a teclear en su computadora.



- Ron… - comenzó a decir Harry una vez que la puerta de su despacho se cerró con ellos dentro – Ginny me contó… Yo no sabía nada…

- Te contó… ¿Qué? – preguntó el pelirrojo intuyendo cual seria la respuesta de su cuñado.

- Lo de Hermione… No sabía que ella era ‘la chica’.

Ron arqueó una ceja y suspiró, esa era exactamente la respuesta que esperaba.

- Tú lo has dicho… ‘era’, pero ya no lo es.

- Si lo hubiese sabido antes… probablemente…

- ¿Qué? – lo interrumpió Ron bruscamente – ¿No la habrías contratado? ¿Es que acaso no es válida para este puesto?

- Por supuesto que lo es – contestó Harry ofendido por lo que su cuñado insinuaba – Es la mejor, por eso esta aquí… Ron no quiero que su presencia afecte a tu trabajo o altere tu estabilidad emocional…

El pelirrojo se relajó un poco, Harry solo se preocupaba por el hermano de su esposa, nada más.

- Lo siento – se disculpó – No voy a negarte que su presencia me trastorno un poco… pero supongo que lo de Hermione ya está superado y ahora rehice mi vida. Solo me impactó verla de nuevo después de tantos años, eso es todo.

- Está bien, de todas formas pienso hablar con ella sobre este asunto, le he dicho a Lavender que la cite en mi despacho en cuanto aparezca… Ron quiero que sepas que para cualquier cosa que necesites estaré aquí – dijo colocándole una mano en el hombro al pelirrojo.

- Lo sé, solo te pido algo… déjalo estar Harry, no comentes nada con Hermione… no quiero darle mas importancia a este asunto.

Harry asintió y Ron se dispuso a abandonar la oficina.



Hermione acababa de poner un pie en su despacho, cuando Lavender apareció de la nada y ni siquiera la dejó colocar en su mesa el maletín.

- Harry quiere hablar contigo.

- ¿Conmigo? ¿Ahora?

Lavender asintió con la cabeza enérgicamente y su jefa salió del despacho con el maletín a entreabierto. La puerta de la oficina de Harry se abrió y Ron Weasley chocó de bruces con Hermione que pretendía entrar. El maletín de la joven se terminó de abrir por completo y todos los documentos se esparcieron por el suelo.

-¡Mierda! – gritó fastidiada.

Ron abrió mucho los ojos ante la expresión malhablada de la chica y añadió.

- Disculpa, no te vi.

Hermione reconoció la voz del pelirrojo y el corazón comenzó a intentar salírsele del pecho, alzó la vista hacia él y se perdió en aquellos ojos azules mirándolo embobada. Ron comenzó a sentirse incómodo ante el descaro de la joven y se agachó para intentar arreglar aquel desastre, Hermione hizo lo mismo. El pelirrojo recogía los papeles con tranquilidad, pero la chica era un manojo de nervios y lo hacia de forma atropellada arrugándolos todos. Sin saber bien como pasó, ambos divisaron el mismo documento y sus manos de forma sincronizada se posaron en él, rozándose por un instante. Aquel roce encendió la maquinaria interior de Hermione y notó como la sangre le subía velozmente al cerebro. Ron apartó su mano de la de ella con un rápido movimiento, se puso en pie y sin decir nada caminó hacia su mesa.

- ¡Hermione!... ¿Qué demonios haces en el suelo?

Harry acababa de salir de su despacho y la miraba con gesto extrañado censurándola.

- Se me cayeron al suelo unos documentos… ¿Querías comentarme algo?

- Bueno… en realidad… - Harry no sabia que inventar para no confesarle el motivo real por el cual la había mandado llamar – Sí, pero no te preocupes, ya lo solucioné.

Y diciendo esto se volvió a encerrar en su oficina resoplando. Hermione lo miró con resentimiento, ¡Tanta prisa para eso!... Y ahora tendría que perder un rato en recoger todo aquello y un tiempo más en ordenarlo… ¡Con lo que odiaba ordenar cosas! Lavender se acercó de nuevo a ella, corriendo, como siempre y la ayudó a recoger sus papeles diciendo.

- En una hora reunión de contenidos con los redactores.

Hermione esbozó una forzada sonrisa, Lavender siempre le traía buenas noticias.
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Mensaje  icecreammanrupert Dom Ago 17, 2008 1:49 pm

Continuacion capitulo cuatro...


La reunión fue larga y pesada, Hermione revisaba cada artículo minuciosamente, dando indicaciones sobre lo que debía cambiar o adaptar. Se asombró gratamente con la profesionalidad de Pansy, su artículo sobre la influencia de Internet entre los jóvenes le pareció brillante y muy interesante, no cambió ni una sola coma. El de Draco estaba realmente bien, solo había que retocar un par de insinuaciones fuera de tono, sobre el sexo femenino y estaba listo para publicarlo. Neville llevaba poco tiempo en la revista y se notaba con respecto a sus compañeros, pero el chico ponía interés en lo que hacia y Hermione valoro su afán de superación mas que el reportaje en si. Y por fin, después de retrasarlo a conciencia, la joven tuvo que evaluar el trabajo de Ron. El pelirrojo no dejó de clavar sus ojos en ella durante todo el tiempo, motivo suficiente para que su concentración quedara reducida a un uno por ciento y tuvo que leer cada párrafo al menos cinco veces para saber que demonios decía. Cuando terminó de leerlo, dijo con autoridad.

- Cambia el último párrafo completo.

- ¿Por qué?

Todos miraron al suelo, el tono de Ron no era demasiado cordial. Draco fue el único que siguió observándolos, aquello se ponía interesante.

- Porque está mal redactado.

Ron la miró aun mas ofuscado y el rubio sonrío abiertamente, la situación se había vuelto tensa y eso le divertía sobremanera.

- Yo opino que está perfectamente redactado – sentenció el pelirrojo fulminando a Hermione con la mirada.

- No, no lo está. Se ve que lo has hecho con prisa, probablemente porque te ha faltado tiempo después de tu luna de miel – dijo ella con un tono de cinismo en la voz.

Ron esbozó una cautivadora sonrisa sin dejar de ser sarcástica y Hermione se derretía por dentro al verlo sonreír de nuevo.

- Ya entiendo… - añadió él mirándola con desprecio – Lo volveré a redactar, si crees que es lo justo.

- Lo creo.

- Pues no tenemos nada más que hablar.

Y diciendo esto Ron se levantó y abandonó el despacho de Hermione, dando por finalizada la reunión. Los demás a excepción de Lavender, lo imitaron y la habitación se quedó en silencio.

- No me mires así – regaño Hermione a su secretaria.

Lavender no dijo nada, solo movió la cabeza de un lado a otro desaprobando la actitud de su jefa y recogiendo todos los trabajos de los muchachos, salió del despacho. Hermione bufó, pero en el fondo sabia que la rubia llevaba toda la razón. El reportaje de Ron era impecable y ella solo le había llamado la atención para fastidiarlo. Se sintió un poco culpable, pero él se había casado y ella necesitaba descargar toda la frustración y la rabia que le producía ese hecho.
Intentando olvidarse un poco de su infantil arrebato, jugueteó con uno de los lápices que tenia sobre su mesa, pero éste resbalo de sus dedos y cayó al suelo. La muchacha se agachó a recogerlo, cuando oyó entrar a alguien en el despacho.

- ¿Hermione…?

La joven abrió los ojos de par en par… aquella voz… Era Ron, sí aquellas eran sus zapatillas no tenia dudas, había memorizado cada parte de él nada mas verlo por la mañana. Se levantó tan rápidamente, que su cabeza chocó bruscamente con la tapa de la mesa.

- ¡Augh! – exclamó dolorida.

Ron contrajo el rostro preocupado, pero la vio salir ilesa frotándose el cogote y respiró tranquilo.

- ¿Estás bien? – preguntó.

- Sí, solo es un golpe sin importancia – contestó ella rogando para que la tierra se abriese de una vez por todas y se la tragase - ¿Qué quieres?

Ron parecía querer decirle muchas cosas a juzgar por la forma en que la miraba y como apretaba los labios, pero no conseguía emitir ningún sonido.

- No tengo toda la mañana Ron, estoy muy ocupada – Hermione sabia que su provocación lo haría reaccionar.

- Eres lo peor Hermione… Sabes de sobra que mi reportaje es perfecto – Ron estaba furioso y sus ojos cobraban un brillo que hechizaban a la joven - ¿Por qué lo has hecho?... ¿Para humillarme?... ¿Herirme?... ¿Para que?

- Crees que soy mala persona…

- No, creo que estas loca – la interrumpió sin poder contenerse.

- ¿Porque te has casado?

Ron palideció de pronto, Hermione estaba tocando un tema del que no quería hablar. La joven lo miraba con los ojos apagados y tristes.

- ¿Y tú me preguntas por que?

Hermione asintió pesadamente. Ron se acercó a ella.

- Porque me cansé de esperarte y Cho apareció en mi vida en el momento justo para hacer que me olvidara de ti.

Hermione dibujó en su rostro una sonrisa de felicidad que dejó confundido al pelirrojo.

- ¡¿De que te ríes, Hermione?! – exclamó perdiendo la paciencia.

- De tu respuesta… Deberías haber dicho simplemente ‘Por que la amo’ y no lo has hecho.

Ron se quedó petrificado. Hermione tenia razón, esa era la respuesta mas lógica… la única respuesta. La joven seguía sonriendo, el pelirrojo se acercó aun mas a ella lleno de rabia, ahora solo estaban separados por el escritorio. Ron tragó saliva y añadió.

- Me costó mucho hacerme a la idea que no volvería a verte más. Hermione, te dije que si alguna vez dejaba de recibir noticias tuyas pensaría que no querrías saber nada mas de mí y me habrías roto el corazón.

Hermione salió de detrás de la mesa y se situó frente a él.

- No tengo una explicación coherente para decirte porque dejé de hacerlo… lo que si puedo confirmarte es que nunca he dejado de amarte.

Ron se aproximó nuevamente a ella, ya solo el aire los separaba y mirándola fijamente a los ojos dijo con firmeza.

- Pues yo sí conseguí olvidarte, así que déjame vivir en paz.

- No te creo – le espetó ella, apoyándose sobre las puntas de sus pies para llegar a la altura de él.

- Ya no siento nada por ti Hermione, nada.

Ron le mantuvo la mirada, la joven ya no podía soportar más la proximidad de sus labios, el aroma de aquel chico que tanto había añorado y sus ojos, el azul tranquilizador de los ojos de Ron. Aquellos ojos que daban cordura a su loca vida. Suspiró profundamente y actuó por instinto, sin pensarlo, dejándose llevar por un deseo reprimido durante muchos años. Se agarró al cuello del pelirrojo y lo besó, sintiendo de nuevo toda la paz que recordaba de aquel niño de catorce años y volvió a ser infinitamente feliz.
Ron no daba crédito a lo que estaba sucediendo… lo besaba, cerró despacio los ojos sin poder evitarlo y todo su cuerpo entró en trance, dejándose llevar por el dulce olor a lilas que manaba de la piel de la joven… Pero la imagen de Cho apareció de su subconsciente traidor y abriendo de nuevo los ojos, se separó con brusquedad de Hermione y se frotó los labios con la manga de la camisa, intentado borrar aquel beso culpable.

- ¡No vuelvas a hacerlo Hermione!… ¡No juegues conmigo!... Ya no soy el tonto de Ron Weasley al que es fácil engañar… Ahora nuestra relación es estrictamente profesional.

Y salió como alma que lleva el diablo dejando a la joven con una sonrisa en los labios. Hermione suspiró feliz y comenzó a dar brincos. Lavender que entraba en ese momento, se quedó perpleja al ver a su jefa saltando por toda la habitación. La muchacha se percató de su llegada y se acercó a la asombrada rubia, besándola efusivamente en la mejilla.

- ¡Me mintió! – exclamó feliz.

- Es la primera vez que veo que alguien se alegra tanto porque le mienten – dijo Lavender contrariada.

- Me dijo que no me amaba, pero yo no sentí eso.

La secretaria se encogió de hombros, seguía sin comprender nada y Hermione continuaba su afán de tocar el cielo con las manos.



Durante la cena Ron apenas habló, aunque aquello no era una novedad. Su esposa tenía la facultad de acaparar todas las conversaciones. Así que solo sonreía y asentía de vez en cuando. El beso de Hermione, volver a sentir sus tiernos labios, lo había dejado en shock y era ese estado el que lo martirizaba… Si lo que sentía por ella ya estaba mas que superado, ¿Por qué demonios le afectaba tanto?



Hermione llegó a casa, se descalzo y lanzó el maletín lo mas lejos que pudo de ella. Desprendía felicidad por los cuatro costados y toda aquella dicha no la podía guardar para ella solita. Tenía que hablar con Luna, así que descolgó el teléfono y llamó a su prima.

- Luna… tengo que contarte algo… ¿Ya cenaste?... ¿No? ¡Genial!, entonces espérame en tu casa, voy para allá – y colgó.

Se calzó de nuevo, agarró su bolso y abandonó el ático canturreando y sonriendo sin parar.



El agua sonaba incesante en el cuarto de baño, Cho tarareaba bajo la ducha. Ron se hallaba tumbado en la cama bocarriba con los brazos bajo la cabeza. Hermione continuaba en su mente, resoplaba lleno de rabia hacia sí mismo… ¡Había cerrado los ojos! Y por un instante se dejo llevar por ella… ¡Era imperdonable!... Se había prometido no volver a pensar en aquella chica castaña nunca más. El agua dejó de sonar, Ron se giró y se puso de espaldas a la puerta del baño, cerró los ojos haciéndose el dormido.

Cho apareció a los pocos segundos, miró hacia la cama y comenzó a caminar con suavidad para no despertar a su esposo, al que creía dormido. La muchacha se acostó, lentamente se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, apagando la luz. Ron entreabrió los ojos… ¿Qué estaba haciéndole a Cho?... Ella no se merecía eso y mucho menos por aquella traidora… El pelirrojo se giró hacia su esposa y la besó en la mejilla, Cho se volvió hacia él, le sonrió y Ron la besó con pasión. Ella le correspondió con la misma intensidad. El joven apartó de su mente a Hermione y aquella noche le hizo el amor a su mujer como nunca antes lo había hecho.


No me odieis por el final... je!!! bueno no puedo pediros eso jeje yo tambien me odio por haberlo hecho... un beso y dejadme vuestras impresiones son importantes para mi y para la historia....
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